¿Sabemos realmente el trabajo que cada día realizan nuestros pies? Soportan todo el peso del cuerpo, son imprescindibles a la hora de desplazarse y son nuestros grandes aliados para mantener el equilibrio.
Los pies son nuestra base, fuerte y resistente como los pilares de un edificio, y tan complejos que constan de 26 huesos, 32 articulaciones, 19 músculos y más de 100 ligamentos y tendones.
El pie que no padece enfermedades va sufriendo cambios durante toda nuestra vida. En verano la piel es más fuerte y resistente debido a que andamos más descalzos y usamos zapatos más ligeros, en invierno se vuelve más sensible porque lo encalzamos en estructuras más resistentes (va siempre tapado). Con el paso de los años en los pies que no sufren enfermedades la dermis de los pies se debilita y se vuelve más fina, y los huesos pueden sufrir malformaciones como juanetes, dedos en garra, dedos en martillo y otras complicaciones que dificultan el caminar.
En los pies que no sufren enfermedades es posible prevenir y minimizar los problemas en los huesos de los pies cuidando su salud y acudiendo a revisiones periódicas a Ortopedia25.
Es importante saber que nuestra forma de pisar puede afectar a todo el aparato locomotor, y no sólo a los pies, por este motivo es conveniente analizar la pisada cada cierto tiempo, ya que ésta puede ir cambiando.
El principal objetivo de todos los profesionales que formamos Ortopedia 25 es garantizar que la pisada de nuestros pacientes sea lo más eficiente posible.
Nunca nos paramos a pensar que tener los pies en buena forma y sin sufrir dolor es tener la base de un buen día. Pero si no es posible y se presenta alguna molestia, podemos analizar cuál es su origen, entender de dónde viene y darle una solución.
Nos basamos en el estudio de fases, la primera es el estudio de en descarga para analizar tanto dermatológica como morfológicamente el pie de nuestro paciente. Este estudio empieza con la persona tumbada en la camilla e incluye el examen de las articulaciones y longitudes hasta las caderas.
En primer lugar, necesitamos hacer preguntas al paciente para saber cómo se comporta el pie cuando camina. Así podemos crear una base para el paso siguiente, que es la observación en bipedestación, es decir, con el paciente de pie.
Posteriormente pasamos a la segunda fase, a la fase de carga, tanto en estático como en dinámico, para tener una imagen de cómo se comportan los pies, así como la musculatura y el conjunto de articulaciones hasta las cervicales.
Cuando tenemos todos los datos que necesitamos y hemos dado con el punto de dolor o molestia del paciente, creamos las plantillas personalizadas y adaptadas a sus necesidades. Cuando tenemos los datos hay que escoger el tipo de plantilla ideal, en función de sus necesidades y del calzado que vaya a llevar
Hay plantillas más blandas, o más duras, más largas, más finas o gruesas… Todo depende de lo que se determine y del tipo de vida que lleve la persona, porque no es lo mismo estar todo el día en una oficina sentado, que de pie tras un mostrador o salir a correr por la montaña o hacerlo por carretera. Todos estos factores tienen que ser estudiados y procesados para que el tratamiento sea lo más efectivo posible, contando con el compromiso del paciente de cumplir con el seguimiento cuantas veces sea necesario.
¿Te preocupa la salud de tus pies? En esta entrada te aconsejamos sobre los mejores zapatos para mantenerla.