En los pies empieza todo: estar de pie compromete desde la punta del pie hasta la parte más alta de las cervicales. Caminar consiste en juntar todas las articulaciones y grupos musculares en un movimiento coordinado en el que los pies tienen un papel fundamental.
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Nuestro principal objetivo es hacer la pisada lo más eficiente posible. Tener los pies en forma y sin dolor es sinónimo de asegurar un buen desempeño del resto del cuerpo en el día a día. Si, además, existe un episodio de dolor, nuestro equipo deberá analizar el origen y entender de dónde viene.
En caso de niños, las ortesis plantares en las fases de crecimiento sirven para acompañarlo y corregir grandes desviaciones (pies muy planos o cavos). Siempre serán prescritas después de los 4 años y bajo el seguimiento del pediatra.
Nuestro método es el estudio en descarga, tumbado en camilla para el análisis dermatológico y morfológico del pie, así como de las articulaciones y longitudes hasta las caderas. Con una serie de preguntas analizamos cómo se comportará el pie cuando trabaje y hacemos la base para el análisis en bipedestación (de pie). Después pasamos a la fase de carga, en estático y dinámico, para ver con números y visualmente cómo se comportan los pies y todo el conjunto de grupos musculares y articulares hasta las cervicales.
No usamos los mismos zapatos para pasear por la ciudad que para ir a la montaña. Por lo que los pies tampoco hacen el mismo trabajo si estamos en la oficina o si salimos a correr. En nuestra consulta debemos analizar y personalizar tratamiento dependiendo de las circunstancias del día a día mientras estemos en la fase de tratamiento.
Para asegurar el éxito existen muchas formas de producir estas ortesis plantares personalizadas, más finas, más gruesas, más altas, más bajas, más fuertes, más blandas, más largas o más cortas. Todo debe escogerse en base al tratamiento que llevaremos a cabo y el compromiso del paciente en cumplir con el seguimiento en los meses posteriores.
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